
miércoles, 8 de julio de 2009
viernes, 1 de mayo de 2009
TERNURA DE MUJER
jueves, 9 de abril de 2009
SAN BENITO MENNI, BUENA NOTICIA
Cuando tantas noticias de dolor, de sufrimiento y abandono nos asaltan por todas partes, es escandaloso, anunciar una Buena Noticia:

- Es el escándalo de la cruz, que nos dice que el Amor es más fuerte que la muerte, y que otra Vida es posible, aquí y ahora.
- Es el escándalo de quien se abaja ante el prójimo, se quita el manto del señorío y el poder, y de rodillas, lava los pies, cansados y doloridos, de aquel que encuentra en el camino.
- Es el escándalo de quien, como el grano de trigo, sabe morir para dar vida, porque aún cuando nada entienda, sabe de Quien se ha fiado.
- Es el escándalo de que Jesús quiere vivir, y Vive Resucitado, en medio de los hombres, con el Corazón abierto, para Amar.
Es el escándalo y la buena noticia, que con sus vidas protagonizan muchos hombres y mujeres que viven, para y de la Hospitalidad, hecha acogida, respeto, dignidad, sencillez y fe.
Como Benito Menni, cuya fiesta celebramos el 24 de Abril.
El 11 de Marzo de 1841, nace en Milán, ya como hermano de S. Juan de Dios, con 26 años será enviado a España para restaurar la Orden. Ante la situación de abandono que percibe para con las mujeres enfermas mentales, en la sociedad del s. XIX, fundará la Congregación de Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús.
Muere en Dinán (Francia) el 24 de Abril de 1914, siendo canonizado el 21 de Noviembre de 1991.
S. Benito Menni, hizo de su vida una buena noticia, para muchos caídos en el camino. Tuvo el “coraje de un profeta” para anunciar que la Misericordia y la Hospitalidad, Dios la sigue haciendo realidad hoy, como ayer y siempre.
El 11 de Marzo de 1841, nace en Milán, ya como hermano de S. Juan de Dios, con 26 años será enviado a España para restaurar la Orden. Ante la situación de abandono que percibe para con las mujeres enfermas mentales, en la sociedad del s. XIX, fundará la Congregación de Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús.
Muere en Dinán (Francia) el 24 de Abril de 1914, siendo canonizado el 21 de Noviembre de 1991.
S. Benito Menni, hizo de su vida una buena noticia, para muchos caídos en el camino. Tuvo el “coraje de un profeta” para anunciar que la Misericordia y la Hospitalidad, Dios la sigue haciendo realidad hoy, como ayer y siempre.
El resplandor más blanco lo tiene el Señor Resucitado; en sus manos lleva la Cruz, señal de su amor hasta el extremo. Es el amor cumplido, en el Hombre realizado.
A mi memoria le llega un recuerdo: no olvides que la obra hospitalaria se realiza según el misterio de Pascua; el misterio que garantiza que servir es camino de vida, que el mal va de vencido, que la victoria está del lado del amor.
Mirar y dejarme mirar, así, me conduce a experimentar en mis entrañas compasión con quienes sufren; me crece dentro, como una zarza ardiente, la entrega sin medida para ser su consuelo y esperanza.
“Es esta una gracia tan grande y tan singular que bien meditada,
basta para encender el corazón
en el Divino Amor” (C. 19)
A mi memoria le llega un recuerdo: no olvides que la obra hospitalaria se realiza según el misterio de Pascua; el misterio que garantiza que servir es camino de vida, que el mal va de vencido, que la victoria está del lado del amor.
Mirar y dejarme mirar, así, me conduce a experimentar en mis entrañas compasión con quienes sufren; me crece dentro, como una zarza ardiente, la entrega sin medida para ser su consuelo y esperanza.
“Es esta una gracia tan grande y tan singular que bien meditada,
basta para encender el corazón
en el Divino Amor” (C. 19)
lunes, 2 de marzo de 2009
TIENDE TU MANO

En este mes que iniciamos se nos invita a ir por la vida tendiendo la mano, es más, es un imperativo, ¡TIENDE TU MANO! Puede que ya lo hagas, ¡dichoso tú! Si no, tenemos una gran oportunidad de hacerlo. Y, ¿por qué?
Con el gesto de tender la mano hacia otros, estamos diciendo mucho de nuestra actitud/ situación en la vida, nos estamos revelando como personas.
Tender tu mano es decirle al otro "aquí me tienes", cuenta conmigo, no estás solo.
Tender la mano es decirle a la otra persona que puede apoyarse, que juntos somos más fuertes.
Con el gesto de tender la mano hacia otros, estamos diciendo mucho de nuestra actitud/ situación en la vida, nos estamos revelando como personas.
Tender tu mano es decirle al otro "aquí me tienes", cuenta conmigo, no estás solo.
Tender la mano es decirle a la otra persona que puede apoyarse, que juntos somos más fuertes.

Tender la mano es decirle a la otra persona que todo puede ser mejor o que puede continuar siendo tan bueno como hasta ahora.
Tender la mano supone que comparto contigo lo que tengo, sin pedir nada a cambio. Es un compromiso gratuito.
Tender la mano supone que no vivo centrado en mi mismo, que he sido capaz de descubrirte a mi lado, que quiero que caminemos juntos.
Podemos ir por la vida tendiendo manos y dejando que otros las tiendan hacia nosotros.
Esta es la experiencia de S. Juan de Dios, cuya fiesta celebramos el día 8 de marzo. Después de su experiencia vital de saberse acogido, apoyado, amado, en lo más íntimo de su ser, en el encuentro personal con Jesús, quiso entregar su vida para que otros, cualquier persona enferma, necesitada, no se sintiera solo, rechazado, abandonado, porque en ellos también está Jesús.

Esta es la experiencia de sus seguidores, los Hermanos de S. Juan de Dios, y entre ellos de S. Benito Menni, quien fundó la congregación de las Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús, y a quien se le ha catalogado “Profeta de la hospitalidad”. Casi 400 años después, supe tender la mano para remediar las necesidades de los hombres y mujeres de su tiempo, en respuesta a una necesidad social, recreando así el carisma de la hospitalidad.
Hoy, que los recordamos, y en nuestra situación social concretamos, podemos hacer realidad esta experiencia de la hospitalidad. ¿Te atreves?
Con ellos y como ellos podemos hacernos bien a nosotros mismos haciendo el bien a los demás.
La experiencia de muchos seguidores de la hospitalidad es que la vida cambia cuando somos capaces de vivirla pensando no sólo en nosotros mismos, sino en los demás, y sobre todo si son más necesitados que yo.
Sea vuestra sed, vuestro deseo,
vuestro anhelo,
el imitar a san Juan de Dios,
que no miraba sino como sacrificarse
para aliviar a los pobres
por amor a Jesucristo
(c.346)
domingo, 1 de febrero de 2009
GOZA EN SERVIR

“Quien no vive para servir; no sirve para vivir.”
Rabindranath Tagore
Rabindranath Tagore
¡Servir!, una palabra clave del Evangelio. Jesús es considerado como el Siervo de Yahvéh anunciado en los oráculos de Isaías. «No he venido a ser servido, sino a servir», tal fue, hablando con propiedad, su divisa. El siervo, ya merezca la denominación de «bueno y fiel», ya se le recuerde que es -¡escandalosamente!- «inútil», tiene una gran importancia en la enseñanza de Jesús. Y el «Maestro y Señor» deja a sus discípulos, como último recuerdo suyo y como ejemplo supremo, el arrodillarse delante de cada uno de ellos para lavarles los pies, servicio que estaba reservado a la categoría más baja de esclavos. En una palabra, Jesús introduce en nuestro mundo, con su ejemplo tanto y más que con su palabra, una ética y, sobre todo, una mística del siervo.

Después que les lavó los pies, tomó sus vestidos, volvió a la mesa, y les dijo: "¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis "el Maestro" y "el Señor", y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros.( Juan 13, 1-14)
“Los gobernantes y los grandes dominan y oprimen. Así no debe ser entre ustedes. El que quiera ser grande que se haga servidor; y el que quiera ser el primero que se haga siervo, de la misma manera que el Hijo del Hombre: él no vino a ser servido, sino a servir y a dar su vida para el rescate de muchos”(Mt 20,25-28).
El ser humano tiene por valor fundamental la vida, su propia EXISTENCIA y no descansa hasta dar respuesta a una pregunta fundamental, ¿quien soy?, ¿para que existo?
Cada persona busca dar sentido a su vida, dar un sentido a todo lo que hace y vive.
Voy descubriendo que solo en la medida que te abres a otros, a los hermanos que caminan a tu lado y te das cuenta de que tienes algo que dar a la vez que recibir, voy siendo más feliz. El servicio, dar de mis capacidades y potencialidad me hace sentir lleno y tener aun más que dar.
Me hace sentir lleno de vida.
Yo dormía y soñé que la vida era alegría. Me desperté y vi que la vida era servicio. Serví y comprendí que el servicio era alegría.
Rabindranath Tagore
Soñé que la comunidad de los discípulos de Jesús predicábamos la Buena Noticia de la salvación con alegría, como una propuesta amable de liberación y como un camino de vida, y que en esta tarea se nos pasaban los días sin tener tiempo que perder. Soñé que entre todos nos dedicábamos al servicio de los más pobres, a consolar a los que estaban tristes, a estar atentos para ver a dónde se necesitaba ayuda, y que siempre estábamos dispuestos a echar una mano.

"Solo hay una cosa
que merece estima
Servir y Amar".
San Benito Menni
viernes, 2 de enero de 2009
Cultiva la hospitalidad


“La hospitalidad consiste en acoger al otro extraño y vulnerable en la propia casa, y hacer lo posible para que se sienta como en su propia casa. El sujeto extraño y vulnerable se convierte, gracias a la práctica de la acogida, en huésped… La auténtica hospitalidad se funda en el reconocimiento de la dignidad del otro, tomándole siempre como un fin y no como un medio…
La utilidad no puede ser nunca el criterio de la acogida." (Francesc Torralba)
La utilidad no puede ser nunca el criterio de la acogida." (Francesc Torralba)
“Se levantó un legista, y dijo para ponerle a prueba:
«Maestro, ¿que he de hacer para tener en herencia vida eterna?» Él le dijo: «¿Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo lees?» Respondió: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo». Díjole entonces: «Bien has respondido. Haz eso y vivirás». Pero él, queriendo justificarse, dijo a Jesús: «Y ¿quién es mi prójimo?» Jesús respondió: «Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de salteadores, que, después de despojarle y golpearle, se fueron dejándole medio muerto. Casualmente, bajaba por aquel camino un sacerdote y, al verle, dio un rodeo. De igual modo, un levita que pasaba por aquel sitio le vio y dio un rodeo. Pero un samaritano que iba de camino llegó junto a él, y al verle tuvo compasión; y, acercándose, vendó sus heridas, echando en ellas aceite y vino; y montándole sobre su propia cabalgadura, le llevó a una posada y cuidó de él. Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y dijo: "Cuida de él y, si gastas algo más, te lo pagaré cuando vuelva." ¿Quién de estos tres te parece que fue prójimo del que cayó en manos de los salteadores?» Él dijo: «El que practicó la misericordia con él». Jesús le dijo: «Vete y haz tú lo mismo».”
Reflexión:Este evangelio nos plantea la pregunta que busca todo hombre en su vida. ¿Qué se debe hacer para ganar la vida eterna? Al igual que hace XX siglos, hoy continuamos preguntándonos lo mismo. Con esto, nos percatamos que no todo termina en esta vida. Esperamos y sobre todo buscamos aquella vida que nos hará eternos. ¿Cuántas películas y cuántos libros se han escrito sobre personajes que quisieran vivir para siempre? Porque en esta vida nos podremos esforzar por superar cualquier dificultad pero a la muerte, ¿quién sino Cristo la puede vencer?
La vida eterna consiste en amar y sentirse amado. Ese doble movimiento (como la sístole y diástole) del corazón es vital y es lo que realmente da sentido a la vida. En la parábola del Buen Samaritano se nos ofrece un ejemplo claro de lo que consiste amar y de las actitudes que lo acompañan: sensibilidad, ver la necesidad del otro, pararse, asumir a la otra persona, acogerla, dedicarle tiempo y recursos, empalizar, no hacer acepción de personas, etc…
Jesús, y tantos seguidores suyos a lo largo de tanto tiempo (como fue el caso de Benito Menni y hoy de la obra hospitalaria), fue el samaritano de la humanidad, que se detuvo ante aquel que sufría una enfermedad; heraldo del evangelio de Jesús con la palabra y con las obras; es decir, con el anuncio de la buena noticia y con el anuncio hecho realidad en su propia vida de entrega y de servicio.
Quien, de verdad, se adentre por el camino de la hospitalidad se dará cuenta que es un sendero para recorrer durante toda una vida. La fuerza y el sentido del caminar nacen de un profundo agradecimiento por los dones recibidos. “De la abundancia del corazón, habla la boca”, y los hechos.
La vida eterna consiste en amar y sentirse amado. Ese doble movimiento (como la sístole y diástole) del corazón es vital y es lo que realmente da sentido a la vida. En la parábola del Buen Samaritano se nos ofrece un ejemplo claro de lo que consiste amar y de las actitudes que lo acompañan: sensibilidad, ver la necesidad del otro, pararse, asumir a la otra persona, acogerla, dedicarle tiempo y recursos, empalizar, no hacer acepción de personas, etc…
Jesús, y tantos seguidores suyos a lo largo de tanto tiempo (como fue el caso de Benito Menni y hoy de la obra hospitalaria), fue el samaritano de la humanidad, que se detuvo ante aquel que sufría una enfermedad; heraldo del evangelio de Jesús con la palabra y con las obras; es decir, con el anuncio de la buena noticia y con el anuncio hecho realidad en su propia vida de entrega y de servicio.
Quien, de verdad, se adentre por el camino de la hospitalidad se dará cuenta que es un sendero para recorrer durante toda una vida. La fuerza y el sentido del caminar nacen de un profundo agradecimiento por los dones recibidos. “De la abundancia del corazón, habla la boca”, y los hechos.
“Toda la vida es un don;
No dejemos de dar gracias
por los beneficios recibidos.”
(San Benito Menni)
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